Luego de la labor de exhumación de las fosas de Putis realizada por el Equipo Peruano de Antropología Forense (EPAF), las prendas halladas, y que alguna vez cubrieron los cuerpos de los ancianos, mujeres y niños cruelmente asesinados hace 24 años por efectivos militares, fueron exhibidas públicamente durante una semana en Ayacucho para permitir el reconocimiento de las identidades de los desaparecidos.
El testimonio fotográfico de estas mismas pertenencias y algunas imágenes de esta localidad alto andina de Huanta es expuesto en Lima, bajo el título “Si no vuelvo, búsquenme en Putis”; revelando el vacío, la desolación y el aislamiento de una comunidad, que como otras en el Perú, no ha perdido la esperanza de encontrar a sus muertos.
Como dice José Pablo Baraybar, presidente del EPAF, se trata de sensibilizar a los insensibles, de llamar la atención sobre los invisibles, aquellos que son asesinados, desaparecidos, metidos en un hueco y borrados del mapa. Además, demuestra que en el país existen no una, sino varias Putis.
A la inauguración de esta exposición, el pasado cuatro de noviembre, fueron invitados los ministros de Estado, pero ninguno asistió. Y es que para ellos, los muertos de Putis, continúan siendo invisibles.
Fueron más de 300 personas, provenientes de Putis, Santillana y Huanta, las que desfilaron hace dos meses ante las prendas recuperadas de las fosas exhumadas, lográndose identificar 20 juegos de ropa correspondiente a 19 personas y, ello gracias a que “la gente que tiene tan poco se acuerda de lo poco que tiene”.
Este mecanismo al que recurrió la Fiscalía Provincial de Ayacucho con apoyo del EPAF, es combinado con la prueba de ADN y la información antemorte (antes de la muerte) para hacer posible la identificación de los restos que no podrán ser sometidos a la prueba de ADN; como en el caso de los niños, porque sus huesos están muy maltratados.
José Pablo Baraybar precisa que el laboratorio en Estados Unidos que realizó las pruebas en el caso de las Torres Gemelas, desarrolla el análisis genético de los restos hallados en Putis para armar el grupo familiar, debido a que familias enteras fueron asesinadas, situación que dificultó la identificación de las prendas de las víctimas, por lo que tal vez se tenga que hacer otra muestra de ropa y ampliar más el círculo y mostrársela a más gente.
“Debido a lo difícil que resulta este análisis químico”, adelantó, “lo más probable es que los resultados se conozcan recién el próximo año y no antes del 13 de diciembre, fecha en que se cumplen 24 años de la matanza, cuando la comunidad tenía planeado por fin sepultar dignamente los restos de sus seres queridos”.
Uno de los peores casos
“Horrible, tremendo, espantoso, es uno de los peores casos que he visto y eso que he trabajado en muchísimos lugares del mundo como los Balcanes, África, Kosovo, y en parte de Latinoamérica”, refiere José Pablo, al recordar las prendas envejecidas, no por el tiempo, sino por el uso de gente tan miserable que se topó con la muerte con tanto desprecio.
El experto forense sostiene que, al igual que ayer, la gente de Putis continúa siendo invisible “y si hay la intención por parte del gobierno de reciudadanizarlos, la mejor manera de lograrlo es entender, aceptar lo que pasó y hacer algo para encontrar a los verdaderos responsables de sus muertes”.
“Me parece indignante ver y escuchar tantas declaraciones de ministros diciendo las barbaridades que dicen: que no hay información, que se quemaron los expedientes”, acota.
Reconocer errores
Tras reflexionar, dice que el gobierno debería ser mucho más proactivo en que se investiguen los crímenes cometidos y reconocer que hubo errores. “La institucionalidad se construye básicamente dando ejemplo y no cerrando filas, con lo que sólo se logra dañar a las Fuerzas Armadas”, dijo.
“Hacemos como que aquí no pasó y lo que estamos haciendo es embarrarnos todos y luego se quejan que los casos pasan a instancias supranacionales cuando acá no se le da bola”, agrega.
Baraybar dijo que lo sucedido en Colombia es un ejemplo y comentó que a pesar que no es un gobierno que se preocupe de manera activa en los crímenes cometidos por el Estado, “Generales y capitanes fueron suspendidos cuando se descubrió que los militares detenían a ladronzuelos de una provincia, les daban uniformes y luego los asesinaban para aparentar que eran miembros de las FARC muertos en enfrentamientos”, señaló.
En este contexto, el experto critica que haya chauvinistas que se quejan de que no se defiende los derechos humanos de los militares cuando le corresponde al Estado hacerlo, “siendo más bien un escándalo que el Estado incumpla en pagar a tantos paralíticos o que destine el dinero de los pertrechos a otros fines”.
“Eso de pensar que quienes buscamos desaparecidos, somos o apoyamos a los terroristas, no tiene algún sentido. Hay cada comentario, totalmente estridente de algún ministro o general que me parece una soberana estupidez, porque ante los ojos del mundo quedamos simplemente como una sarta de caníbales”, manifiesta.
Crímenes como el de Putis no prescriben
Frente a los reiterados cuestionamientos de algunos representantes del Estado contra los grupos de derechos humanos, Baraybar define al EPAF como un grupo de la sociedad civil que trabaja con la justicia en asuntos humanitarios. “Creemos que la justicia no se excluye de este asunto en la medida que son crímenes que no prescriben”, aclara, tras explicar que el tema de desaparición forzada no está contemplado en el Código Civil, mientras que la sociedad formalista se olvida que hay personas que esperan 25 años por encontrar a sus familiares, a lo que se suma que una Asociación de Personas Desaparecidas no ha tenido eco.
Por tal razón y ante la demora de los plazos de la justicia, propone que al conocerse la existencia de una fosa debe procederse a su exhumación para recuperar los restos y devolvérselos a sus familias, “de manera que la información obtenida esté allí cuando la justicia la requiera”.
Baraybar cuestiona que tanto el gobierno como la sociedad civil insistan en un enfoque judicialista restrictivo para estos casos “y prioricen el aspecto fenomenológico, el uso de los restos hallados como evidencia de un crimen y la identificación categórica, en vez de ir más allá y conocer quiénes eran; es decir, identificarlos individualmente”.
El experto forense comenta que lo primero no excluye a lo segundo, ya que el tema es considerar que casi en toda base militar existen muertos y que es difícil relacionar una desaparición forzada con el lugar donde se encuentran los restos.
“En el Perú está sucediendo lo que pasó con el Tribunal Penal Internacional de La Haya que quería recolectar mucha evidencia para demostrar que (el ex presidente yusgoslavo Sbolodan) Milosevic en vida cometió muchos crímenes contra la humanidad. Entonces importaba recolectar muchos muertos que había por todas partes, pero no las identidades individuales, sólo las categóricas. Nosotros creemos que el paraguas humanitario es priorizar la búsqueda y la restitución de identidades individuales y una vez recuperadas puedan servir a la justicia”, sentencia.