Escribe Gustavo Oré (CNDDHH)
“No me gustan los pitucos metidos a izquierdistas, me gustan los hombres de color cobrizo, que son los verdaderos peruanos”, dice nuestro actual Presidente de la República ante una multitud de líderes y lideresas sociales cuando se festejaba el “Día del Dirigente Popular”. Las frases de García no solamente son políticamente incorrectas, resultan sumamente preocupantes porque denotan una visión clasista, racista y machista de la realidad peruana y de sus convicciones personales.
En primer lugar, la opción política de cada ciudadana o ciudadano, no está en función al sector social al que pertenezca. Bajo la hipótesis presidencial, las personas de mayores recursos económicos, a quienes peyorativamente llama “pitucos” –que al parecer no son los mismos “pituquitos de Miraflores” a los que aludía Eliane Karp- no deberían militar en un partido político o comulgar con alguna tendencia progresista, inclinada hacia el mejoramiento social de las personas menos favorecidas. Sin embargo, habría que evaluar el origen social de varios líderes históricos del APRA, partido que se dice de centro-izquierda, antes de hacer tal afirmación. Bajo esta misma idea, para el Presidente, quien vive en la pobreza no debería creer en el libre mercado o intentar hacer una empresa para salir adelante, pues son planteamientos liberales de derecha que no le corresponderían.
Al huésped actual del palacio de gobierno no le gustan los “piucos” metidos a izquierdistas ¿le gustarán los otros “pitucos”, esos con los que sostiene opíparas cenas de negocios?. Dice que se inclina por los hombres cobrizos. Veamos pues, que significa eso exactamente. Cobrizo, según la Real Academia de la Lengua Española, es un adjetivo que refiere un parecido al cobre y de color rojo pardo. Con este término tirado de los cabellos, García está calificando a las personas de origen o aspecto andino, que según los estudios y lo que muestra la realidad, constituimos una mayoría en el país, pero ello no es determinante para saber si somos o no verdaderos peruanos o peruanas. Además, en su frase, no incluye a las mujeres, una vez más invisibilizadas por una voz presidencial.
Ahora bien, a estas mismas personas -parecidas al cobre y de color rojo pardo, según su definición- García llamó en otro momento perros del hortelano y literalmente escribe sobre los “cobrizos” de la selva lo siguiente: “Sus habitantes viven en la extrema pobreza y esperando que el Estado les lleve toda la ayuda en vez de poner en valor sus cerros y tierras, alquilándolas, transándolas, porque si son improductivas para ellos, sí serían productivas con un alto nivel de inversión o de conocimientos que traiga un nuevo comprador”.
Otros “cobrizos” que parecen no gustarle a nuestro gobernante son quienes protestan reclamando por sus derechos, no se explica de otro modo las muertes de los campesinos José Roca, Rubén Pariona, Emiliano García y Julio Rojas por la desproporcionada represión policial durante el último paro agrario de este año.
La frase del mandatario, constituye además un burdo intento de enfrentarnos para no consolidar un movimiento social demandante, fomenta aún más el racismo y la exaltación violenta y trastocada de las diferencias, cuando ellas constituyen justamente nuestra riqueza como peruanas y peruanos. Somos una Nación de naciones, una cultura que agrupa diversas culturas y etnias bajo una misma idea, el Perú como nuestra tierra, como ese pedacito del planeta que es la síntesis del mundo, del cual nos sentimos muy orgullosos y orgullosas.
Finalmente amigo o amiga lectora le planteamos una pregunta ¿tiene el presidente de la República la piel parecida al cobre y de color rojo pardo? Si su respuesta es negativa, pues tendremos que concluir que Alan García Perez no es un verdadero peruano, según su propia definición, de acuerdo a su mismo discurso.