Escribe Edgar Vilca Figueredo (IREPAZ)
«…la Coordinadora de Derechos Humanos, esa cojudez” (Cardenal Juan Luis Cipriani Thorne, revista Caretas, 14 de abril de 1994, pág. 34).
Una de las formas más seguras de ser perseguido y condenado por todos los poderes de turno ha sido siempre la defensa de los derechos de las personas. Desde la ofensa verbal a cargo de Monseñor Cipriani, cuando dijo de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, “esa cojudez”, pasando por persecuciones policiales y militares, hasta los asesinatos más alevosos, las personas que han asumido la defensa de los derechos siempre han sufrido todo tipo de agresiones.
Sin exagerar, en todos los países defender los derechos humanos ha sido causa de maltrato y persecución por parte del Estado y sus aliados. Es que cierta lógica del poder político, que defiende intereses de otros poderes (económico, social, militar, etc.), muchas veces lleva al abuso. No hay justificación alguna cuando el Estado abusa de un individuo indefenso.
60 años construyendo derechos
A lo largo de toda la historia de la humanidad, la población ha ido conquistado progresivamente sus derechos. Hay referencia de luchas por los derechos desde las civilizaciones antiguas. En la historia más reciente, hay referencias de conquistas de derechos como la Revolución Francesa, que emite la Declaración del Hombre y del Ciudadano; o la conquista de la jornada de las ocho horas; o el voto femenino, etc.
A causa de la historia de abusos y crímenes de los Estados, la ONU formula la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Este hecho ocurrió el 10 de diciembre de 1948, cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas reunida en París emite la Resolución 217 A (III). Esta Declaración fue preparada por un Comité formado por ocho miembros: Eleanor Roosevelt (Estados Unidos), René Cassin (Francia), Charles Malik (Líbano), Peng Chun Chang (China), Hernán Santa Cruz (Chile), Alexandre Bogomolov/Alexei Pavlov (Unión Soviética), Lord Dukeston/Geoffrey Wilson (Reino Unido) y William Hodgson (Australia). También intervino John Peters Humphrey (Canadá), director de la División de Derechos Humanos de la ONU.
El proyecto de Declaración se votó en la Asamblea General y fue aprobado por 48 votos favorables, 8 abstenciones y ningún voto en contra. Dos países miembros no estuvieron presentes en la votación.
René Cassin propuso un proyecto, que constituye el fundamento de la Declaración y estuvo basaba en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, y en un Complemento elaborado en 1936 por el Congreso Nacional de la Liga de los Derechos humanos. La mayoría de artículos de la Declaración consideraba los derechos civiles y políticos. Los derechos económicos, sociales y culturales fueron considerados pero sólo en 5 artículos, lo que motivó que la Unión Soviética y sus aliados se abstuvieron de votar.
¿Qué son los derechos humanos?
Partiendo del enfoque de las necesidades humanas y la garantía de su satisfacción, entendemos los derechos humanos como el conjunto de condiciones materiales, espirituales y jurídicas, basados en el respeto a la dignidad de la persona, necesarias para su autorrealización personal y social.
Esta concepción no se queda en lo jurídico, concordando con lo que muchos afirman, que los derechos humanos no sólo son normas positivas, sino la interrelación entre normatividad, políticas públicas, valores y formas de convivencia social. En tal sentido, se entiende que el Estado y la sociedad deben crear condiciones materiales, espirituales y jurídicas mínimas para que las personas puedan vivir de manera digna.
Así podemos observar todas las dimensiones de los derechos humanos: los derechos civiles y políticos que tienen que ver con el individuo como tal, para asegurar sus libertades y derechos fundamentales. Luego, tenemos los derechos económicos, sociales, culturales y medioambientales, que buscan asegurar las igualdades básicas en trabajo, seguridad social, educación, salud, medio ambiente sano, y otros. Finalmente, tenemos los derechos colectivos, que tienen que ver con diversos grupos que integran la sociedad, tales como los derechos de los niños, de las mujeres, de los pueblos indígenas, de las personas con discapacidad y otros.
DDHH en el Perú
La Declaración Universal de los Derechos Humanos es asumida en nuestra legislación partiendo de la Constitución Política (1993). Los artículos iniciales consideran los derechos civiles y políticos, así como los económicos y sociales. Luego, se indica en el artículo 44º, que es un deber del Estado:
“Son deberes primordiales del Estado: defender la soberanía nacional; garantizar la plena vigencia de los derechos humanos; proteger a la población de las amenazas contra su seguridad; y promover el bienestar general que se fundamenta en la justicia y en el desarrollo integral y equilibrado de la Nación”.
Pese a este mandato constitucional, seguimos escuchando de parte de los dizque ‘políticos’, líderes y algunos medios informativos la monserga ignara de que los derechos humanos sólo son de un grupo de oeneges. Y claro, cuando el Estado no sólo no defiende, sino ataca a sus ciudadanos, viola sus derechos de diversas maneras, entonces los mismos ciudadanos tenemos que defendernos de tamaño monstruo. Para eso formamos sindicatos, organizaciones sociales de base y similares.
Base de la ética civil contemporánea
La esencia de los derechos humanos está en la dignidad de la persona. Estos derechos son de todos y todas. El artículo 1º de la Declaración dice que “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”.
Si esto es así, entonces nadie puede pensar en cuestionar los derechos humanos, porque estaría cuestionando su propia dignidad. Y, en principio, el Estado es su primer garante y defensor. Por eso es un grave contrasentido cuando las instituciones del Estado pretenden ponerlos en tela de juicio, o relativizarlos, o cuestionarlos, o no reconocer su obligación, haciendo campañas con falacias, tales como: “para los policías no hay derechos humanos, nadie los defiende”, o cuando con mala intención, algunos dicen “para los militares que van a luchar contra el terrorismo y mueren no hay derechos humanos”.
Pero como la propaganda de personajes corruptos, que no faltan en las instituciones públicas, no sabe de ética ni moral, tratan de engañar a la población. No quieren mencionar que por definición los DDHH son para todos sin excepción. Además, nos engañan comparando a las instituciones policiales y militares, encargadas de proteger a la población con todo su poder y sus armas, con las personas y asociaciones civiles, que requerimos protección.
La Declaración es uno de los referentes de convivencia social más importantes de la humanidad. Son lo mínimo que tenemos que asumir para vivir de manera humana, con tolerancia entre diferentes opciones políticas, religiosas, filosóficas, sexuales, etc. No es un credo religioso o filosófico, tampoco una propuesta ideológica. Es parte de la ética civil contemporánea más importante que puede permitirnos vivir con dignidad, con justicia social, con paz y fraternidad, en un medio ambiente sano.
La única condición es que todos y todas nos pongamos de acuerdo para asumir la promoción y defensa de los derechos humanos, porque son uno de los grandes ideales de la época contemporánea, y porque los derechos humanos no son una “cojudez”. No esperemos 60 años más.