El Tribunal Penal Internacional para Ruanda, organismo creado en el seno de las Naciones Unidas, acaba de sentenciar a cadena perpetua a tres militares ruandeses por los delitos de crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad y por genocidio. Como se conoce, en Ruanda tuvo lugar uno de los más grandes genocidios de la historia de la humanidad.
El ex coronel ruandés Théoneste Bagosora era la máxima autoridad en Ruanda, en 1994, luego de que asesinaran al Presidente ruandés de ese entonces, Juvenal Habyarimana. Desde ese momento, Bagosora se instauró en el poder, creando y ordenando un plan de exterminio étnico llevado a cabo por las milicias Hutu Interahamwe contra Tutsis y contra Hutus moderados que, sólo en la primavera de ese mismo año, alcanzó a unas 500 mil personas.
Según la sentencia, Bagosora es igualmente responsable por las muertes de algunos funcionarios del Estado Rwandés, de diez cascos azules –de origen belga- de la ONU y de diversas figuras públicas.
Además de Bagosora, el tribunal sentenció al mayor Aloys Ntabakutze y al coronel Anatole Nsengiyumva, quienes también deberán cumplir cadena perpetua por la masacre de civiles en iglesias, universidades y otros sitios, cometidas por sus subalternos.
Esta sentencia se pronuncia en medio de “nuevos” conflictos en la frontera de Ruanda y de la República Democrática del Congo, donde algunos milicianos Tutsis se niegan deponer las armas frente a Hutus extremistas que huyeron luego del genocidio Ruandés. Lamentablemente, por ejemplar que sea, la sola emisión de esta sentencia no trae la paz a estos lugares.