Mensaje de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos al pueblo de Putis, leído el 13 de diciembre, en la coloación de la primera piedra del cementerio donde reposarán las víctimas de la masacre de 1984.
Hermanos y hermanas, comuneros y comuneras de Putis:
Un día como hoy, el 13 de diciembre de 1984, los pobladores de las comunidades de los anexos de Putis, de Huanta, de Ayacucho, del Perú entero, sufrieron uno de los días más aciagos de la historia reciente de nuestro país.
Aquel día, más de cien pobladores de las comunidades de Vizcatampata, Cayramayo, Sinhuamachayniyocc, Orccohuasi, Mashuacancha y otros anexos cercanos fueron asesinados por miembros del Ejército Peruano.
Esta matanza encierra, al mismo tiempo y como un símbolo oscuro, la violencia extrema y la exclusión extrema que hemos vivido por décadas.
Los pobladores de Putis no solo fueron víctimas de las balas. Vivieron un círculo del engaño y el desprecio a la vida montado por agentes del Estado del que formalmente formaban parte.
A su muerte se agregó la burla, la fría crueldad, la banalidad con que fueron eliminados. Ellos huyeron de sus pueblos para salvar la vida frente a los ataques senderistas. Pero en 1984, al instalar el Ejército una base militar, fueron invitados a regresar, prometiéndoles protección.
Y el día 12 de diciembre ellos volvieron, creyendo en esta promesa.
El 13, en la madrugada, mientras un grupo de soldados violaba a las mujeres, otro grupo hacía trabajar a los varones cavando lo que les dijeron sería un criadero para peces. Al final, a todos juntos los acribillaron en esa fosa abierta para su propio descanso.
El pasado ha sido de horror para muchos peruanos olvidados. La historia de Putis, pese a lo terrible, no se conoció sino muchos años después. Gracias al trabajo de la CVR, de Paz y Esperanza, de sus propios pobladores y organizaciones, hoy se han exhumado los cuerpos de las víctimas, se ha empezado a identificar algunos responsables y se está colocando la primea piedra de un cementerio que honra sus memorias.
Putis es un símbolo de lo mucho que queda aún por trabajar y luchar. Como en Putis, la Comisión de la Verdad registró más de 4 mil sitios de entierro en todo el país. Como en Putis, los familiares, los pueblos, siguen esperando justicia y reparación.
Sin embargo Putis es también símbolo de lo que puede lograrse. Por ello, para la CNDDHH, esta fecha y este lugar son muy especiales. Porque 24 años después de lo sucedido, Putis está vivo. Afirmando ante el mundo que la vida es posible. Y que mientras un aliento anime a los que sufren y resisten, la verdad, la justicia y la esperanza tienen un lugar en nuestra nueva historia, que iremos construyendo juntos, pese a los años, la pobreza y las dificultades.
Descansen en paz, hermanos de Putis.
Su memoria está viva en nosotros.