Por Germán Vargas Farías
Todos hemos conocido o imaginado tríos gloriosos. Revise si no, su museo de la memoria personal. Si no lo tiene, vamos, establézcalo de una vez. No crea, como dice Yehude Simon, que “no nos hace menos hacer un Museo de la Memoria o no”. Ese será el caso de quienes tienen miedo a recordar. De aquellos que creen que no les hace menos portarse dignamente.
Sobre ese tema queda por cierto mucho que decir, pero ésta vez me he propuesto tratar sobre tríos. Quiero hacerlo sin rodeos, ya no estamos para sutilezas. Si cree que puedo herir su susceptibilidad, por favor voltee la página, pase de largo, o váyase a un blog más reservado que éste. Aquí vamos a referirnos a tríos, peligrosos, perfectos, de fantasía, o malditos. Como se dice, al gusto del cliente.
Empecemos por franquearnos. ¿Cuántas veces ha soñado despierto siendo parte de un fabuloso trío, con determinada figura de la televisión o con ese modelo de hombre o mujer que todos admiran y anhelan?. Piénselo ahora mismo y puedo apostarle que se le hace agua la boca. Es posible que haya visto tríos en acción, y se haya deleitado a solas, o en alguna reunión con sus más íntimos amigos.
Sinceramente, ¿con quiénes se imagina haciendo un trío?, y si quiere jugar un poco más ¿con quiénes supone que querrían hacer un trío algunos de los políticos de ahora?. ¿Acaso no le parece que a Yehude, le encantaría reemplazar al burro en ese simpático trío que completan Shrek y Fiona?. Yo tengo la seguridad, por ejemplo, que al general Donayre le hubiera encantado ser uno de Los Tres Chiflados.
Creo que está claro que cuando hacía mención a los tríos no me estaba refiriendo a esa fantasía erótica que dicen –no me consta- es una de las más habituales tanto de hombres como de mujeres. No tengo necesidad de utilizar recursos que me permitan una evasión temporal de la realidad. Yo acepto mi realidad y punto. Lo mío es otra cosa, los tríos que tengo en mi memoria son por ejemplo Los Tres Mosqueteros (aunque yo siempre conté 4), Los Panchos, o ese medio campo magnífico conformado por Cubillas, Cueto y Velásquez. ¿No hubiera sido bacán ser parte de ellos?
Volviendo a los políticos y políticas, para mí es más que evidente que la señora ministra del interior siempre se imaginó hacer un trío con Batman y Robin. Se nota que desde joven se supuso la Batichica. Tantos años cargando con recuerdos y frustraciones y ahora que tiene la oportunidad de serlo, enfrenta sola la desdicha de un Batman tetón y descuajeringado. Y para agravar la cosa, con un Robin que atacado por el vitíligo, y por la maldición de (Aldo) Mariátegui, repite como idiota lo que le dicta Batman y los guasones de su entorno.
Así es la vida de caprichosa, y debo admitir que como ocurre con esos deseos íntimos e inconfesados, hay tríos que mejor no hubieran sido llevados a la realidad. ¿Recuerda el trío que conformó el general Nicolás de Bari Hermoza? En sus memorias no publicadas se afirma que todo empezó cuando recibió éste mensaje por debajo de la puerta de su habitación:
“Somos pareja estable, discreta, hacemos lo que nos da la gana en el país, y tenemos la fantasía de gobernar así por siempre. Queremos hacer un trío, no tenemos experiencia pero tampoco escrúpulos. Seria la primera vez, si hay química te garantizamos que realizaremos todos tus deseos y curiosidades, escríbenos a vladifuji@hotmail.com”
Lo demás es historia conocida.