ENTREVISTA A MARIO VARGAS LLOSA
El escritor reflexiona sobre la responsabilidad que ha asumido. Su máximo reto será la inclusión de todos en el museo de la memoria.
Por: Diana Seminario Marón
-¿Cómo lograr que en un tema tan polarizado se alcance la pluralidad que se pide para el museo de la memoria?
Creo que es posible con buena voluntad, armonizando los puntos de vista y trabajando con honestidad. Esa es la razón de ser de esta comisión. Creo que ha sido una reconsideración saludable del Gobierno. El museo de la memoria es una manera de rendir homenaje a las víctimas de un lado y de otro que sufrieron torturas, asesinatos, desapariciones por obra del terror, del fanatismo de la intolerancia y es muy importante que exista una institución donde los peruanos vean las consecuencias terribles que tiene para una sociedad el terrorismo y también la transgresión de la ley en el combate contra el terrorismo. Las personas que forman la comisión son gente de distintos puntos de vista, todas personas respetables, que haremos un esfuerzo muy grande para acercarnos a la objetividad máxima, para trabajar con la mayor imparcialidad, de tal manera que el museo represente a las víctimas sin partidismos, sin sectarismos. Es muy importante que no se vuelva a repetir en el Perú una tragedia tan espantosa que causó tantos sufrimientos y daños de tipo social, de tipo moral, de tipo político, de tipo económico. Es bueno que las nuevas generaciones sepan lo que ocurrió y se acerquen con una mirada crítica al pasado para no repetir los errores. Creo que es algo que va a reforzar nuestra democracia y aunque seguramente habrá críticas estoy seguro de que una gran mayoría de peruanos va a considerar que valía la pena ese museo.
-Ha habido críticas, y muchas del sector militar, porque se cree que más se toma en cuenta al grupo que cometió excesos que a quienes realmente combatieron el terrorismo.
Efectivamente. En el museo deben aparecer todas las víctimas sin excepción. Ha habido militares que han sido asesinados, ha habido civiles que han sido asesinados, torturados. La inmensa mayoría de las víctimas son gentes inocentes que no participaban en el combate y que sin embargo fueron arrastrados por esa especie de enajenación que produce siempre el terrorismo en una sociedad. Los militares tienen todo el derecho de mostrar a sus víctimas y de que sus víctimas estén presentes como los campesinos o los políticos de distintas organizaciones que también fueron víctimas del terror y de la violencia.
-Le hacía referencia al tema militar, porque el comandante general del Ejército, Otto Guibovich, se ha mostrado de acuerdo con el museo de la memoria.
Esa es una actitud democrática, no tenemos ningún interés en privilegiar a algunas víctimas sobre otras, todo lo contrario. La idea es que todas las víctimas aparezcan y que se establezca una jerarquía de responsabilidades. No hay ninguna duda de que la primera responsabilidad la tuvieron los fanáticos que lanzaron esta guerra terrorista contra el Perú, que vivía una etapa democrática. Una de las primeras víctimas del terror al final fue la democracia, y eso tiene que estar muy bien representado en el museo. Yo le puedo asegurar que no hubiera aceptado jamás esta responsabilidad si no tuviera la seguridad absoluta de que yo y mis compañeros en la comisión vamos a hacer un esfuerzo extremado para conseguir una objetividad y una imparcialidad que no oculte ni deforme la historia, sino que la presente acercándonos todo lo que es posible a la verdad. Desde luego que no es posible contentar a todo el mundo, hay gentes que tienen unas posiciones tomadas y mantienen unas actitudes intolerantes y esas gentes seguramente nos van a criticar, pero tengo la esperanza de que la mayoría de los peruanos verán en este museo una institución respetable y útil para el futuro de la democracia y de la libertad en el Perú.
-A usted le atribuyen este cambio de actitud del presidente García, tras una reunión privada. Se dice que ese encuentro fue clave para que el presidente García cambiase de opinión.
Me felicito de que haya habido esa reconsideración. El presidente atendió mis razones y al final coincidió con ellas. La comisión es muy representativa y plural, y eso es bueno para garantizar que las distintas visiones que se debaten sobre este asunto estén representadas. Estoy seguro de que se va a establecer un consenso. En principio, yo no debí haber formado parte de esa comisión, pues yo no vivo en el Perú, pero el Gobierno insistió muchísimo y como había accedido a la sugerencia que yo hice, entonces pidió que yo la presidiera. He aceptado porque creo que moralmente estaba obligado a hacerlo.
-No debe haber sido fácil, pues precisamente el Partido Aprista fue uno de los más críticos de la Comisión de la Verdad.
El cambio es positivo, lo que demuestra de parte del presidente, de sus colaboradores, una flexibilidad que hay que agradecer. Además dentro del Gobierno había personas que tenían una disposición favorable al museo. Es bueno que un gobierno democrático asuma la responsabilidad de mostrarles a los peruanos y al mundo lo que pasó para que no vuelva a pasar. Esa es básicamente la idea, que nunca más el Perú vuelva a sufrir un baño de sangre tan espantoso, del que hay que recordar que la inmensa mayoría de víctimas fueron los peruanos más humildes.
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