La Coordinadora Nacional de Derechos Humanos (CNDDHH) se aúna a la conmemoración del Día Mundial de la Tierra e invoca a las autoridades nacionales a responder a los desafíos de la degradación ambiental con acciones concretas y respetando los derechos humanos individuales y colectivos de la población.
El Día Mundial de la Tierra es celebrado en todo el mundo el 22 de abril desde 1970, con el objetivo de generar una conciencia ambiental en todos los miembros de la población mundial y de lograr el compromiso de líderes, autoridades, ciudadanos y ONG para cuidar juntos el medio ambiente mediante acciones concretas.
La CNDDHH comparte el llamado mundial a promover cambios profundos en los estilos de vida y las costumbres de las sociedades. Y que por lo tanto hay una responsabilidad individual en cada ser humano. Pero llama la atención sobre la responsabilidad central en esta crisis de los líderes mundiales. En este sentido, nos unimos a la invocación para que se coloquen a la altura de los desafíos globales y logren acuerdos concretos y definitivos sobre el cambio climático en la cita de Copenhague, de diciembre próximo.
En nuestro país, llamamos a las autoridades nacionales, regionales y locales a avanzar en la gestión inteligente y sostenible de nuestros recursos y a fortalecer las instituciones que trabajan por ello, evitando la dispersión de funciones y el reparto de prerrogativas sin una justificación técnica suficiente, como ha sucedido entre los ministerios del Ambiente y Agricultura.
También llamamos la atención sobre la afectación que vienen sufriendo las comunidades campesinas y los pueblos indígenas y nativos ante el avance de las actividades extractivas irresponsables (especialmente mineras y energéticas) sin que el Estado proponga los contrapesos correspondientes ni facilite los mecanismos para una participación real de las poblaciones en las decisiones que los involucran.
La CNDDHH invoca a la comunidad nacional a prestar atención a problemas de gran magnitud como la depredación de nuestra amazonía, la crisis de recursos hídricos, el avance de la desertificación, pérdida de especies en peligro y la protección de nuestros recursos genéticos.
Finalmente saludamos y nos solidarizamos con los esfuerzos de la sociedad civil, la iglesia y autoridades de La Oroya, encaminados a exigir soluciones reales al problema de contaminación ambiental y daños en la salud en esta localidad, y expresamos nuestra intención de monitorear problemas similares en todo el país, promoviendo fórmulas democráticas y participativas para su solución.