Nuevamente el país se ve agredido por la acción terrorista, remanente desde la época de Fujimori en la región del valle de los ríos Apurímac y Ene (VRAE). Así, este fin de semana, las autoridades informaron de los hechos ocurridos el último 9 de abril, en la localidad de Sanabamba, donde un ataque artero contra dos patrullas del Ejército causó la muerte de 14 efectivos y un número de heridos de diversa gravedad.
Las víctimas son jóvenes que prestan el servicio militar voluntario o que eligieron la carrera militar. A ellos, en este momento doloroso causado por el terrorismo, el homenaje de todo el país y las condolencias a sus familias, a quienes nada podrá compensar la pérdida de un ser querido.
Queremos subrayar nuestra solidaridad con las víctimas, que son nuestras víctimas, nuestros soldados y parte de nuestro ejército. Tal solidaridad es consecuencia de nuestro rechazo tajante al crimen, de nuestro compromiso con el ser humano y nuestra adhesión a la democracia.
La Coordinadora Nacional de Derechos Humanos (CNDDHH) rechaza, condena y espera sanción para los autores de los asesinatos de Sanabamba. Estamos seguros de que esa sanción llegará, como llegó en su momento la sanción contra la cúpula terrorista encabezada por Abimael Guzmán.
Expresamos nuestra profunda preocupación por el sostenido y artero ataque del terrorismo contra los efectivos de las Fuerzas Armadas. Precisamente decimos en nuestro más reciente Informe Anual sobre la situación de los derechos humanos en el Perú, con respecto a estos atentados contra los efectivos de las Fuerzas Armadas:
“En el 2008 fueron 6 atentados, con al menos 25 muertos. Esto refleja un preocupante incremento de la acción letal de los grupos subversivos, pues en un año se aprecia un incremento de casi 100% en el número de víctimas mortales, situación que la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos condena con la mayor energía”.
Tampoco podemos dejar de expresar nuestra creciente preocupación por la situación de los jóvenes que prestan el servicio militar voluntario, pues llama profundamente la atención que se destine a peligrosas zonas de combate a jóvenes con escasa o mínima experiencia.
Asimismo, nos resulta preocupante todo lo relacionado con la atención al personal del servicio militar voluntario que sufre heridas, invalidez o muerte como consecuencia del servicio, para quienes, con toda evidencia, es insuficiente tanto la cobertura ofrecida para tales eventualidades como el derecho de ellos o de sus familiares a una pensión. Es urgente corregir esta situación, reconociéndoles los derechos que merecen.
Lima, 13 de abril de 2009
Coordinadora Nacional de Derechos Humanos