Por José Carlos Aguero
Murió Mario Benedetti, uno de los escritores más queridos en Latinoamérica, apreciado por generaciones distintas de latinoamericanos y por diversos motivos. Todos lo recuerdan hoy. Seguramente los que lo han sentido como un compañero de ruta, un camarada en sus luchas del pasado. Otros que se reconocieron en él o su obra, hecha en gran parte de vida cotidiana. Los que simplemente disfrutaron su poesía o su narrativa. Los más chicos, que sin leerlo incluso, supieron por él vía Mafalda o Serrat. O los que sin ser contemporáneos de sus años o sus batallas, pensaron en él como un compañero para la defensa de sus derechos y el reclamo de justicia y libertad en sus países.
Quizá este cariño compartido tuviera algo que ver con la identidad. Como muchos otros en nuestro continente sufrió el rigor de la dictadura, la persecución política, las detenciones, el exilio. Luego de ser amenazado de muerte en su país, vivió unos meses en Perú, en 1975, trabajando en el diario Expreso, con la indicación de no escribir nada sobre la vida interna de nuestro país. Pero de todos modos fue expulsado:
¿Qué recuerda de su exilio en el Perú?
Fue una época difícil para mí. Me fui a Perú porque me habían amenazado de muerte en Argentina. En Lima trabajé en un diario de un periodista que se accidentó y quedó manco…
Paco Moncloa.
Paco Moncloa. Él fue un amigo mío. Y me consiguió trabajo en un diario con la condición de que no escriba sobre Perú. Así que escribía sobre temas literarios, pero igual, me expulsaron a Argentina.
¿Estuvo preso en Perú?
No estuve preso realmente, pero vinieron a buscarme para deportarme. Estuve preso en mi casa. Vino un tipo que se me instaló y se durmió. Yo aproveché para sacar todos los papeles comprometidos que yo tenía y tirarlos. En Perú había departamentos que tienen como un tubo por donde tiran la basura y tiré por allí todos los papeles comprometidos. Después de romper todo, lo desperté: “Usted me viene a vigilar y se me duerme”, le dije. Me acompañó hasta mi cuarto, me pidió perdón por lo que me hacían, y me deportaron a Buenos Aires.
¿El exilio lo tatuó de rencores y cicatrices? ¿Le ayudó a escribir?
Las cicatrices y los rencores no se produjeron en el exilio, sino bajo la dictadura. Escribir es un oficio que ejerzo desde mi infancia, y hacer literatura en el exilio me ayudó a sobrellevarlo.
http://www.larepublica.pe/politica/18/05/2009/murio-benedetti-el-escritor-combatiente
Quizá también tenga que ver con su militancia, pues fue un hombre de izquierda, en una época cuando ser hombre de izquierda significó por mucho tiempo incluirse en un movimiento que aspiraba a eliminar las peores injusticias y las más evidentes e inmediatas carencias de la mayoría de la población. En países extremadamente pobres como han sido los nuestros, con tanta violencia e inequidad, ser de izquierda fue sentido por muchos jóvenes casi como una obligación moral.
Pero eso fue antes, mucho antes de que ser de izquierda acabara siendo una mala palabra, un estigma, una etapa recordada como error de juventud por sus antiguos líderes reciclados, antes de que fuera señalado como signo de inmadurez política en épocas de globalización, o peor aún, antes de hoy, cuando ser de izquierda es cualquier cosa indistinguible de cualquier otra en un mercado electoral despojado de ideales.
Benedetti no renunció a su militancia. Hizo extensiva ésta a la defensa de los derechos humanos, quizá lo mejor que han dejado como herencia las viejas generaciones de izquierda, que hicieron de este tema uno de sus puntos de apoyo y de legitimidad.
(Cierto que esto ha tenido un doble efecto. El positivo, que los derechos humanos aparecen ocupando un lugar incuestionable en el orden actual, lo que parece irreversible. Lo negativo, que se los ha asociado demasiado con la izquierda tradicional, que ha usado muchas veces estas banderas según sus conveniencias políticas).
Identidad. Porque Benedetti compuso con el tiempo una obra extensa, prolífica y en parte desigual -sobre todo en poesía- pero que buscó concientemente la proximidad, la sencillez pero no la simpleza, y el calor del compartir. Benedetti no escribió ni para el crítico, ni para la elite ilustrada, ni para la posteridad. Escribió para la gente común y corriente y para el presente. Y muchas, muchas veces alcanzó la belleza y la claridad de lo dicho con palabras familiares y tan cotidianas como lo es el querer, caminar, enamorarse, pelear, envejecer o también, simplemente morir.
Botella al mar
Pongo estos seis versos en mi botella al mar
con el secreto designio de que algún día
llegue a una playa casi desierta
y un niño la encuentre y la destape
y en lugar de versos extraiga piedritas
y socorros y alertas y caracoles.
El sur también existe
Con su ritual de acero
sus grandes chimeneas
sus sabios clandestinos
su canto de sirenas
sus cielos de neón
sus ventanas navideñas
su culto a dios padre
y de las charreteras
con sus llaves del reino
el norte es el que ordena
pero aquí abajo abajo
el hambre disponible
recorre el fruto amargo
de lo que otros deciden
mientras que el tiempo pasa
y pasan los desfiles
y se hacen otras cosas
que el norte no prohíbe
con su esperanza dura
el sur también existe
con sus predicadores
sus gases que envenenan
su escuela de chicago
sus dueños de la tierra
con sus trapos de lujo
y su pobre osamenta
sus defensas gastadas
sus gastos de defensa
son su gesta invasora
el norte es el que ordena
pero aquí abajo abajo
cada uno en su escondite
hay hombres y mujeres
que saben a qué asirse
aprovechando el sol
y también los eclipses
apartando lo inútil
y usando lo que sirve
con su fe veterana
el sur también existe
con su corno francés
y su academia sueca
su salsa americana
y sus llaves inglesas
con todos sus misiles
y sus enciclopedias
su guerra de galaxias
y su saña opulenta
con todos sus laureles
el norte es el que ordena
pero aquí abajo abajo
cerca de las raíces
es donde la memoria
ningún recuerdo omite
y hay quienes se desmueren
y hay quienes se desviven
y así entre todos logran
lo que era un imposible
que todo el mundo sepa
que el sur también existe.
Links: http://www.bbc.co.uk/mundo/america_latina/2009/05/090518_video_benedetti_ms.shtml
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/subnotas/125129-40014-2009-05-18.html