Tomado del diario La Primera, miércoles 06/07/2011
Los procesos de recuperación de la memoria histórica acerca de situaciones en las que ocurrieron violaciones de los derechos humanos toman largo tiempo, aseguró el ex integrante de la Comisión de la Verdad del Paraguay y psiquiatra del Centro de Alternativas en Salud Mental de aquel país, Carlos Portillo Esquivel, quien estuvo de visita en Lima con motivo del Seminario Taller “Prevención y Documentación de la Tortura”, organizado entre el 27 y 28 de junio por la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos y el Centro de Atención Psicosocial (CAPS).
-¿En qué estado considera que se encuentra la situación de los derechos fundamentales en nuestro país?
-Tenemos conocimiento de que existieron violaciones sistemáticas y masivas de los derechos humanos en tiempos del conflicto armado; de la existencia de una Comisión de la Verdad Y Reconciliación (CVR) con distintas propuestas; y que se han hecho enormes esfuerzos en la búsqueda de desaparecidos y víctimas. También sabemos que hay avances en cuanto a que el Perú ha suscrito y ratificado los instrumentos internacionales sobre los derechos humanos.
-¿Qué diferencias observa con respecto a los otros países de la región?
Perú tiene una condición diferente a otros países latinoamericanos. A partir del Informe Final de la CVR, es todo un descubrimiento que haya grupos étnicos que no son específicamente las culturas quechua y aymara. Hay grandes esfuerzos para conciliar las costumbres y las creencias culturales de los pueblos originarios con los mecanismos de protección y prevención de violaciones de los derechos humanos.
-¿Qué aportan los seminarios y capacitaciones en la tarea de defensa de los derechos humanos, que realizan las instituciones que trabajan estos temas?
-Estos talleres son una prueba del empeño que existe de trabajar conjuntamente en forma conciliada y consensuada con funcionarios del Estado como jueces, fiscales, defensores públicos, y gente de organizaciones sociales y la sociedad civil.
-La última elección en el Perú dio a la hija de Alberto Fujimori casi la mitad de los votos emitidos. ¿Falta generar consciencia sobre la memoria?
-Este es un hecho generalizado en toda LatinoAmérica. Todos los procesos de recuperación de la memoria generan dilemas. Algunos reivindican un modelo determinado de Estado, como fue el caso de la hija del expresidentes Fujimori. Y quienes fueron víctimas como poblaciones perseguidas excluidas, cuyos derechos humanos se violaron, se oponen a ese tipo de modelo. Los procesos de la recuperación de la memoria son siempre una cuestión que no se da inmediatamente.
-Entonces, ¿este proceso va a tomar su tiempo?
-Es que no es un proceso lineal y continuo. Generará conflictos hasta que haya un consenso social, que es aceptar que ocurrieron violaciones masivas, sistemáticas y generalizadas de los derechos humanos. Nunca se instala inmediatamente en la opinión como una verdad indiscutible. Siempre hay opiniones encontradas, porque la consecuencia inmediata es que esa opinión encontrada se vuelca en una elección.
-¿Entonces ve una señal de cambio para nuestro próximo gobierno?
-Más allá de las candidaturas que salieron triunfantes en una contienda electoral, todo resultado de elección genera una expectativa de cambio, un sueño, una utopía, una creencia. Se espera que haya un respeto y una vigencia de los derechos humanos, que es nuestro principal objetivo.
-¿Qué opina de la reciente designación del Perú como miembro del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas?
-Me parece muy alentador, porque el hecho de que un país latinoamericano ocupe algún espacio en las Naciones Unidas siempre es auspicioso. Es una gran oportunidad, porque como representante de América Latina y SudAmérica va a intentar erigirse por lo menos en un portavoz de la situación latinoamericana.
-Hay la creencia que el régimen que está de salida ha producido un retroceso en derechos humanos
-La imagen que se proyecta a través de los acontecimientos a nivel internacional, es coincidente con esta idea, hubo una involución. El país puede desarrollarse en el sentido económico, con indicadores medidos por cifras simplemente numéricas en materia de dinero; pero no atiende la distribución equitativa de ese crecimiento. En los últimos tiempos, y eso no es exclusivo del Perú, el costo que tiene ese crecimiento económico, sobre todo con la monopolización de los recursos energéticos que generan ganancias, al mismo tiempo originan la contrapartida en relación a los derechos humanos, sobre todo por aquellos grupos que defienden su ambiente, ecosistema ecológico que les permite vivir de alguna manera y donde el impacto va a provocar un cambio radical.
-¿Qué aconsejaría al próximo gobierno para seguir avanzando en la defensa de los derechos humanos?
-Debe haber una conciliación entre el Estado o el gobierno y la sociedad civil en términos de hacer un pacto social para acordar cómo llevar adelante las soluciones a los problemas sociales del país. En ese sentido, hay que sentarse a conversar, diseñar, proponer, entender, administrar y tolerar, las diferencias de la forma en que la sociedad civil decide, propone y entiende que debe administrar el gobierno; lo que no significa que el gobierno no debe someterse necesariamente a las propuestas, pedidos o las demandas de los grupos sociales identificados con la sociedad civil.
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