Por Rocío Silva Santisteban
Publicado en La República, Kolumna Okupa, domingo 22/04/2012
La semana pasada el informe de IDL Repoteros, centro de investigación periodística de una gran seriedad dirigido por uno de los más respetados periodistas de América Latina, Gustavo Gorriti, puso en evidencia no solo la política errática del gobierno en torno al tema del rescate de los rehenes al hacer públicas las conversaciones y negociaciones entre la empresa y las huestes terroristas de “Gabriel”, sino además, la cobardía de algunos oficiales de la policía al dejar abandonados a tres de sus efectivos en plena zona de enfrentamiento y no regresar a recogerlos.
El Informe del IDL, rebotado también en Diario16 y La Mula, titulado “El abandono”, pone en evidencia las maniobras del helicóptero tripulado por el Capitán Jesús Soto, que decidió retirarse de la zona donde se había dejado a los tres soldados ante el fuego de francotiradores. Como sostiene Gorriti, luego de diversas consultas a especialistas, lo ideal hubiera sido que el helicóptero “se eleve, corte el ataque, pida apoyo, ablande y entre de nuevo”. Sin embargo se retiraron para dejar a estos tres jóvenes soldados a su suerte y frente a un enemigo que conoce la zona y sabe perfectamente cómo moverse. El cínico de “Gabriel” además, en sus declaraciones tomadas por los medios, reconoce que debieron matar a los soldados porque se resistieron hasta el final. Es decir, a diferencia de los oficiales que huyeron, la tropa supo morir con dignidad.
Sin embargo, mientras escribo estas líneas, el gobierno sigue buscando a los suboficiales y no acepta la información dada por el terrorista que, por cierto, podría haber mentido para jactarse de su poder. Asimismo la reacción del gobierno ante el reportaje del tal “Gabriel” ha sido la más errónea pues deciden “matar al mensajero”: quejarse de los medios que le dan “tribuna” a un asesino. ¿El periodismo, entonces, para ser patriota no debe informar?
Más bien habría que rescatar las diversas formas como los medios han difundido el reportaje para hacer un análisis del discurso de ese individuo que mezcla con desparpajo una especie de ideología comunista globalizada, ad hoc a las necesidades de los capos de la droga, con un nacionalismo etnocacerista en versión remasterizada. Las roqueteadas apenas son “caca de gaviota” y los suboficiales son unos “cobardes chilenizados”. El Premier Óscar Váldes ha dicho que “siguen teniendo ideología comunista” pero estos “remanentes” llaman a su vez “genocida” a Abimael Guzmán. La pregunta que uno se plantea acá es de qué manera actúan, porque al parecer, como decía en un testimonio de la CVR un tal “Wally”, los terroristas del VRAE, se sienten más “nacos” que “tucos”, y toda esa palabrería maoísta la usan como tapadera.
Pero, bueno, el Premier y el Presidente, no tienen por qué ser analistas discursivos, pero en la medida que son ex militares, ¿cómo es posible que no hayan podido monitorear de manera más efectiva este despliegue policial y militar?, ¿cómo han permitido que este operativo se diera de esta manera tan errática y, por último que se haya comunicado a la prensa información con falsedades y vacíos haciendo cálculos políticos pragmáticos?, ¿cuál es el significado de “victoria impecable” para el gobierno?