
COMUNICADO DEL GRUPO DE TRABAJO DE SALUD MENTAL DE LA COORDINADORA NACIONAL DE DERECHOS HUMANOS (GTSM-CNDDHH)
En uno de los peores momentos de nuestra historia, con una pandemia cuyo costo en vidas humanas supera las pérdidas sufridas por el Perú en todas las guerras que nos involucraron en los últimos doscientos años, incluyendo las del conflicto armado interno, las y los ciudadanos debemos enfrentar nuevamente un proceso electoral, y decidir por una opción que contribuya a la solución de la grave crisis.
Una realidad marcada por la incertidumbre, la desconfianza y el temor, requiere un enfoque de salud mental, lamentablemente ausente y desdeñado en la mayoría de propuestas electorales.“La gente esperaba, ante a una crisis tan grave como esta, que los partidos políticos, sus candidatos y simpatizantes, actúen promoviendo y no menoscabando la salud mental de la población, pero lo evidenciado es el afán de destruir con descalificaciones o estereotipos, y buscando adhesiones apelando a la manipulación, el miedo o la ira”, dice Nélida Baca, psicóloga integrante del Grupo de Trabajo de Salud Mental (GTSM), de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos.
Añade que, “Cuando se quiere ganar con discursos de odio, se agudiza una polarización que atenta contra la salud mental. No hay intención de escucha, y prima un “cierramentes” cuando lo razonable es convocar a la unidad, como se ha hecho en otras circunstancias. Esta vez, sin embargo, a nadie se le ocurrió, y las contradicciones se acentúan con la intención de ganar votos, augurando más crisis, menos concertación, y pocos avances en políticas públicas que garanticen los derechos humanos”.
Para Tesania Velázquez, profesora del departamento de Psicología de la PUCP, y también integrante del GTSM:“La tendencia predominante al sálvese quien pueda, deteriora el frágil tejido social del país, que se malogra, aún más, por la corrupción y consecuente desconfianza en el sistema político y las autoridades. La indignación creciente en un contexto de enfermedad y muerte, con miles de familias sin el tiempo y condiciones para procesar su duelo, explica la afectación a la salud mental de la población, que pudo y es necesario atender generando entornos o condiciones sociales y políticas, que eviten un daño mayor”.
Desde la reflexión y experiencia de quienes integramos el GTSM, la solidaridad ha sido el principal factor de resistencia y de cuidado de la salud de las personas, especialmente de las más vulnerables, alentado especialmente desde organizaciones sociales de base, y otros grupos de la sociedad civil. Sin embargo, es necesario precisar, la salud mental es un derecho, y corresponde al Estado garantizarlo. Por eso, en el contexto de la crisis que enfrenta el país, preocupa la insuficiencia de las propuestas en materia de salud mental en esta elección.
“La salud mental debe ser parte de la acción política, y orientarse a generar confianza y esperanza. Eso implica construir relaciones de solidaridad, cuestionar las situaciones de injusticia, y responder creativamente a las expectativas y necesidades de la población. No merecemos lo que ocurre hasta hoy, y nuestro voto debe expresarlo en la elección del domingo 11 de abril, y en cualquier otra ocasión”, indica la profesora Velázquez.
En ese marco, demandamos a todos los partidos políticos, y especialmente a quienes pasen a la segunda vuelta electoral, asuman la urgente demanda de lograr consensos basados en el reconocimiento de la dignidad y derechos de todas las personas, y que nos permitan superar la grave crisis con justicia y responsabilidad.
Abril 2021
Grupo de Trabajo de Salud Mental de la CNDDHH