Por Nélida Céspedes Rossel
(Tarea-CEAAL)
El Perú es un país complejo, diverso, como diversos son sus actores. Este artículo hace referencia a jóvenes como Damaris Mallma y Magaly Solier, nombres queridos de jóvenes peruanas con raíces ayacuchanas, que desde la rica expresión cultural, han mostrado a los peruanos y al mundo el orgullo de ser andinas, afirmando sus identidades como mujeres y jóvenes a la vez.
Damaris, huancaína-ayacuchana de origen, presentó en el Festival Internacional de Viña del Mar en el 2008 su canción titulada “Tusuy Kusun”, palabra quechua cuyo significado en castellano es “Bailemos”. Esta canción es una fusión de un carnaval ayacuchano con un festejo norteño, cantado en quechua y en castellano, el mismo que obtuvo el merecido premio de la Gaviota de Plata.
Esta mixtura evoca las bellas palabras de José María Arguedas al recibir el premio Inca Garcilaso de la Vega : “Yo soy un peruano que orgullosamente, como un demonio feliz, habla en cristiano y en indio, en español y en quechua. Deseaba convertir esa realidad en lenguaje artístico y tal parece, según cierto consenso más o menos general, que lo he conseguido”.
La premiación en un festival en tierras del sur reafirma que hay un tipo de camino intercultural que se viene surcando, que lentamente la diversidad se abre paso y, desde ricas expresiones artísticas, los pueblos del mundo resisten, enriquecen otras culturas y la propia, y así se van construyendo puentes y caminos de interculturalidad, complejos y difíciles. Damaris, con su bella voz, idiomas, mensajes y juventud, está aportando a la construcción de un mundo plural, donde la diversidad y la diferencia se expresen como un valor en nuestras sociedades.
Hace muy pocos días, en Berlín, la juventud peruana nuevamente ha mostrado sensibilidad y profesionalismo. Se trata de la película hispano peruana La Teta Asustada que obtuvo el premio Oso de Oro en el Festival de Cine de Berlín, película dirigida por nuestra compatriota Claudia Llosa.
Magaly Solier, joven huantina y actriz de la película, comparte ese premio. La Teta Asustada es una película que ha sido calificada como enigmática y para algunos controversial, que representa a personajes pobres y andinos, jóvenes mujeres como Fausta, la hija de una mujer violada en la época del terrorismo, que personifica el drama sufrido por miles de mujeres y que muestra las severas consecuencias en las generaciones futuras. Magaly, con su actuación, y Claudia, desde la dirección, han entregado su grano de arena a la memoria histórica del país. Se trata de recordar para avanzar hacia la reconciliación con justicia y el “nunca más”.
Escuchar a Magaly expresarse en su lengua materna y dirigirse al público europeo en quechua, ha sido motivo de gran orgullo; cantó también en Runa Simi, es decir, en la lengua de sus abuelos, de su madre huantina y, por qué no, de las nuevas generaciones.
La presencia de nuestra juventud en diversos lugares del mundo aporta al reconocimiento y la visibilización social de nuestra cultura. Más para el país y sus gobernantes la interculturalidad exige cambios radicales a nivel político, social, económico, ambiental y educativo. Así también, se trata de superar una visión de interculturalidad llamada funcional que, si bien promueve el diálogo y la tolerancia, no toca las causas de la desigualdad social y cultural, no enfrenta las condiciones de la exclusión y discriminación que sí propone el interculturalismo crítico. El filósofo peruano Fidel Tubino nos dice que, “para hacer real el diálogo, hay que empezar por visibilizar las causas del no-diálogo. Y esto pasa, necesariamente, por un discurso de crítica social”.
Así también, para avanzar hacia una relación intercultural, es preciso que los jóvenes en la casa, en la escuela y en el entorno social, sean guiados a aceptar su propia identidad, la diferencia como valor, que implica diálogo, enriquecimiento recíproco y establecimiento de vínculos horizontales. Desde la educación, urge apostar por una formación docente intercultural y bilingüe en el sentido más amplio de la palabra, que incorpore también el uso de las lenguas maternas. Los pueblos tienen derecho a educarse en su propia lengua, mas el componente económico, político, social, ambiental deben acompañar estos cambios para que sean sostenibles.
Damaris y Magaly, jóvenes mujeres con raíces huancaínas y ayacuchanas, y Claudia, nos están retando y enseñando que la juventud tiene mucho que aportar en la construcción de sociedades interculturales basadas en la equidad, la justicia, la paz y la alegría del vivir bien, en armonía con los hombres y la naturaleza, junto a tinyas, caracoles, guitarras, tambores, quijadas y charangos.