Por Catherine Nettleton  Embajadora británica en el Perú

Interesante artículo de opinión publicado el pasado 11 de octubre en el diario El Comercio que expone las principales lìneas de trabajo por cumplir para erradicar la pobreza a nivel mundial. 

A fines de setiembre, líderes mundiales se reunieron en Naciones Unidas en Nueva York para discutir los avances de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, los puntos de referencia con los que el mundo está midiendo su éxito o fracaso para aliviar la pobreza.

 

Reducir la pobreza mundial es el mayor reto que enfrentamos hoy. Recientemente, el grupo de trabajo de Naciones Unidas para los Objetivos de Desarrollo del Milenio manifestó que hacer frente a este reto requerirá de un esfuerzo continuo de parte de los países ricos (del norte y del sur), así como del sector privado y la sociedad civil de todo el mundo.

 

Al iniciar el milenio, los líderes mundiales se reunieron en Naciones Unidas para hacer una promesa: que los países haríamos todo lo que estuviera a nuestro alcance para reducir a la mitad la pobreza extrema para el año 2015.

 

Los Objetivos de Desarrollo del Milenio acordados en esa cumbre establecieron metas claras y medibles en una serie de asuntos de vital importancia, como el incremento del número de niños en la escuela, la mejora en los servicios de salud, la disminución de la mortalidad materno-infantil, la lucha contra enfermedades graves y la degradación ambiental.

 

Todo lo cual hace una gran diferencia en la calidad de vida alrededor del mundo, y hemos visto grandes cambios; ahora hay 41 millones más de niños en las escuelas, tres millones más de niños sobreviven anualmente y dos millones más de personas reciben tratamiento para el sida.

 

Pero –a la mitad del camino hacia el 2015– necesitamos garantizar que estos compromisos no sean puras aspiraciones.

 

Debemos trabajar juntos, en este aniversario 60 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, para cumplir con los Objetivos de Desarrollo del Milenio, de modo que todas las personas tengan acceso a salud, educación, refugio y seguridad.

 

Sabemos que es posible lograr avances reales. En el Perú la pobreza extrema se viene reduciendo y se está avanzando hacia el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Los programas sociales han permitido que se incremente la asistencia escolar de los niños de las zonas rurales, así como el acceso a una mejor nutrición.

 

Sin embargo, a pesar del progreso que hemos alcanzado y de la buena voluntad y el trabajo de millones de personas, nuestros objetivos no se están cumpliendo a cabalidad y hay mucho más por hacer. Más aun si consideramos que la desaceleración económica mundial, la crisis en la seguridad alimentaria y los costos económicos del cambio climático también tendrán un impacto directo.

 

El sida sigue creciendo en Latinoamérica; la mortalidad materno-infantil sigue siendo muy alta, especialmente en comunidades indígenas y marginadas; la deforestación y las crecientes emisiones de gases de efecto invernadero que causan el cambio climático, siguen aumentando. Todos estos, y otros, son problemas globales y urgentes que ya no es posible desdeñar. Debemos actuar con celeridad para que el 2008 sea un punto de quiebre.

 

La cumbre de Naciones Unidas reunió a líderes mundiales con empresarios y con la sociedad civil, quienes se comprometieron a acelerar el ritmo y trabajar implacablemente, año tras año, hasta lograr los objetivos trazados.

 

Los 16.000 millones de dólares adicionales obtenidos de gremios, empresarios y de la sociedad civil para combatir la pobreza –dados a conocer al final de la cumbre– son un ejemplo de lo que se puede lograr con el esfuerzo conjunto.

 

Tenemos la tecnología. Tenemos el conocimiento. Tenemos la riqueza. Lo que necesitamos ahora es la voluntad. Solo actuando juntos podremos tener éxito. No debemos fallar.