Por Rocío Silva Santisteban

Pichanaki, plaza de armas, jueves 19 de febrero, 9:30 am. Aproximadamente mil personas se han congregado bajo el sol inclemente esperando la mesa de diálogo que estaría dirigida por el ministro Pulgar Vidal y el ministro Briceño. Entre ellos, varios dirigentes asháninkas y los dirigentes del Frente de Defensa de Pichanaki. El alcalde informa por teléfono que la mesa de diálogo se va a llevar a cabo en el Instituto de Innovación Agraria-INIA, a unos cinco minutos en carro de la plaza camino a Satipo. Los dirigentes del Frente de Defensa, entre ellos Carlos Chavarría, sostienen que eso no fue lo acordado en el acta firmada por Mayorga y Figallo. Deciden enviar una comisión al INIA. Mientras la comisión espera al congresista Pariona para acercarse al local, llega a la plaza Julio Rojas, de la Oficina de Diálogo de la PCM. No se sabe qué dijo Rojas, pero se entiende que llegó para invitar al Frente de Defensa a la mesa. La gente ahí agrupada dice que no, que esa no es la verdadera mesa de diálogo.

(¿Qué opina Julio Rojas sobre el conflicto de Pichanaki? En entrevista a El Comercio señaló: “Hay elementos de tala ilegal y narcotráfico, pero evidentemente las fuerzas que han propiciado este paro son fuerzas antidesarrollo con una estrategia de manipulación”. De la perspectiva de Vladimiro Huaroc sobre los conflictos sociales, la Oficina Nacional de Diálogo ha retrocedido a la percepción del diálogo desde la perspectiva de Víctor Caballero: “fuerzas antidesarrollo manipulan al pueblo bruto”).
Así estamos.

INIA, entre Pichanaki y Satipo, 11:30 am. El párroco de Pichanaki, Ricardo García, espera en la puerta para poder hablar con algún funcionario y explicar el malestar de la gente congregada en la plaza. Un funcionario del Ministerio de Agricultura, Guillermo Freund Vargas Prada, se acerca y conversa sobre la posibilidad logística de realizar la mesa de diálogo en otro lugar que no sea el INIA. Se propone un tercer espacio: la parroquia.

Pichanaki, plaza de armas, mediodía. Freund llega y, junto con todos los representantes ahí congregados, van al salón parroquial y lo adecúan con mesas, sillas, agua y demás pertrechos, para que se lleve a cabo el diálogo. Cuando terminaron de arreglar todo le pidieron al párroco que acompañara al funcionario Freund al INIA para regresar con los ministros. Incluso se decide que, junto con la PNP, los guerreros asháninkas vigilen el ingreso de personas al salón parroquial. En dicho salón se quedaron esperando los dirigentes asháninkas, el abogado Inga Garay y Carlos Chavarría. Los esperaron dos horas. Los ministros nunca llegaron.

INIA, 12:30 pm, sigue el sol inclemente. Los dirigentes de Satipo, Mazamari, Perené y otros lugares de la selva central están desarrollando seis temas de esta “mesa de desarrollo”. Ninguna de las submesas contempla el tema de los heridos, el difunto y los familiares de estos, ni del uso de armas de fuego durante conflictos sociales. No hay la menor intención de moverse de ahí. Incluso está Ruth Buendía de CARE. A nadie le interesa ir a Pichanaki, ni a ella, solo a algunos oriundos del distrito que se quejan por no avanzar. Habló personalmente con Pulgar Vidal, Mariano Castro, Ruth Buendía: les comentó de las mil personas en la plaza. No pasa nada.

Pichanaki, plaza de armas, 4 pm. Chavarría sostiene en un discurso encendido que los ministros se han burlado del pueblo de Pichanaki. La gente está molesta. Propone una asamblea para el 8 de marzo y el reinicio del paro para el 22 del mismo mes. La gente se desmoviliza, los asháninkas se suben al camión que los lleva de vuelta; felizmente no hay violencia. Los familiares de los heridos se regresan a sus casas.

Publicado en el diario La República, martes 24/02/2015