UNA HISTORIA DETRÁS DE SU MUERTE

Por Pablo Rojas
Director General de COMISEDH

El 24 de marzo falleció en la Clínica del Hospital Militar en Lima, Don Edmundo Camana Sumari, uno de los siete sobrevivientes de la masacre senderista de Lucanamarca del 3 de abril de 1983, donde fueron asesinadas 69 personas. Su foto con una venda sobre la cabeza que le cubría un ojo es la imagen emblemática de la exposición fotográfica Yuyanapaq (Para recordar) de la CVR que actualmente se muestra en el Museo de la Nación. Oscar Medrano, fotógrafo de Caretas es el autor de la famosa foto, quien lo identificó como Celestino Ccente.

Edmundo Camana era un campesino de Huanca Sancos, Ayacucho. El día de la masacre de Lucanamarca,  él bajaba a caballo desde su estancia en Condorhuachana y se encontró con un grupo de senderistas. Éstos bajaban con un guía desde las alturas de Llacchua, enterados de una faena comunal que se realizaba con el objetivo de dejar habilitada la vía carrozable que une Lucanamarca con Sancos para que las fuerzas del orden pudieran transitar por ella y auxiliarlos. Los lucanamarquinos temían que Sendero Luminoso cumpliera con la amenaza que hacia fines de marzo apareció en volantes que circulaban en las calles del pueblo, no quedaría “polvo sobre polvo” por la muerte de Olegario Curitomay y otros senderistas; Sacsamarca sería “su desayuno, Huanca Sancos su almuerzo y Lucanamarca, su cena”. Entre febrero y marzo de 1983, los campesinos de estos tres poblados se organizaron y levantaron contra los abusos y crímenes de Sendero Luminoso.

Los senderistas capturaron a Camana y poco después a un grupo de 12 campesinos que iban al encuentro de éstos al haber tomado conocimiento en plena faena comunal de la presencia senderista en las punas de Lucanamarca. En el paraje de Muylacruz, todos fueron obligados a tenderse en el piso y les asestaron golpes de hacha en la cabeza y extremidades superiores. Cirilo Curitomay y un señor Huamanculí, pudieron escapar. Edmundo Camana quedó tendido junto a los otros campesinos y logró sobrevivir. Despertó varias horas después y sobreponiéndose, se incorporó y regresó a su estancia. Allí consiguió la ayuda de personas que lo condujeron a la posta de Huanca Sancos. Luego de recibir asistencia médica de emergencia fue derivado al hospital de Ayacucho debido a las heridas y contusiones que había recibido en la cabeza y cuello. En el hospital de esa ciudad lo encontró el fotógrafo Oscar Medrano de Caretas y le tomó la foto que hoy se encuentra en la muestra Yuyanapaq. Camana ocultó su identidad, presumiblemente por el temor que sentía por la represalia de los senderistas y dijo llamarse Celestino Ccente, nombre con el que figura en la mencionada exposición.

Cuando se desarrollaron los trabajos de la CVR y se investigó la masacre de Lucanamarca, en julio de 2002, Camana –a quien no se le relacionaba con Celestino Ccente- no colaboró con la investigación y tampoco dio su testimonio como víctima,  posición que estaba en pleno derecho de asumir. Por ello no figura en la nómina de víctimas aunque sí es nombrado como sobreviviente en un informe realizado sobre la masacre. En aquella época Camana vivía en Sancos y tenía dificultades para caminar. En abril de 2008,  periodistas de Caretas fueron invitados por Comisedh para cubrir las actividades programadas en Lucanamarca a propósito del 25 aniversario de la masacre. Oscar Medrano, el único periodista que llegó hasta Lucanamarca 25 años atrás luego de la masacre, foto en mano buscó a su personaje, Celestino Ccente. Un lucanamarquino, también sobreviviente de la masacre, confirmó a Medrano que el hombre de la foto no era Celestino Ccente sino Edmundo Camana Sumari y que no era de Lucanamarca sino de Huanca Sancos. Fueron a buscarlo y no lo encontraron en su casa, estaba en su estancia ganadera en Condorhuachana. Hasta allí fueron guiados los periodistas por un familiar de Camana y lo ubicaron en una cueva, postrado. No se podía mover, tenía las piernas casi paralizadas. Se desplazaba a caballo, al que lo ayudaban a subir y bajar. Y definitivamente confirmaron que la foto tomada en 1983 correspondía a Edmundo Camana. Esta revelación fue publicada por Caretas en abril de 2008. En septiembre del mismo año, equipos especializados realizaron trabajos en la zona recabando información para el registro único de víctimas del Consejo de Reparaciones, el señor Camana no se registró como víctima.

En marzo de 2009, el congresista Núñez “reveló” que Ccente era Camana –asunto que ya había sido esclarecido por Caretas un año antes- y que había sido utilizado por  la CVR y su foto trucada –gran campaña contra la CVR- y señaló que trataba de ubicarlo. La congresista Juana Huancahuari logró ubicar a Edmundo Camana en Ica en condiciones deplorables y le ofreció ayuda para inscribirlo en el registro único de víctimas y también lo trajo a Lima para tratarlo. El señor Camana fue internado en el Instituto de Ciencias Neurológicas de donde el congresista Núñez lo sacó con la ayuda de un familiar, siendo trasladado a la Clínica del Hospital Militar. En entrevistas dadas a un medio de comunicación, Camana criticó a la CVR y su trabajo. Tres días después falleció, según el congresista Núñez de un paro cardíaco. Posteriormente, la necropsia revela que falleció de un edema cerebral y pulmonar. Obviamente se requiere una investigación que esclarezca las extrañas circunstancias de su muerte. Todo indica también que fue víctima, en sus últimos días, de utilización política. Triste final para una víctima del terrorismo senderista que ocultó durante largo tiempo su condición de víctima por temor. El 25 de marzo, el Consejo de Reparaciones informó que aprobó la inscripción de Camana Sumari en el Registro Único de Víctimas. Ahora descansa en un cementerio de Villa María del Triunfo, lejos de su natal Ayacucho.   

Lima, 27 de marzo del 2009