Por Eduardo Blume – Vía Libre 

Han pasado 25 años de haberse detectado, por el doctor Raúl Patrucco, el primer caso de sida en nuestro país, el cual llamaban ‘El antivenéreo’.

Hoy se nos dice que en el país hay una epidemia concentrada. Esto quiere decir que la enfermedad afecta mayormente a grupos con conductas de riesgo o de alto riesgo: hombres que tienen sexo con otros hombres, lo que incluye a los homosexuales, a los trabajadores sexuales, a los o las travestis y a los bisexuales, los cuales, por mi experiencia de homosexual de 68 años, son una enorme población. Diría que, de los países que conozco, el nuestro es uno de los que más bisexualidad tiene.

Pero volvamos a la epidemia concentrada. En el Perú, cada año nacen muchos bebés con VIH y no existe un registro en el Minsa. En muchos nosocomios, a las madres gestantes no se les hace la prueba de descarte.
¿Se considera a los bebés con VIH una población de riesgo dentro de la epidemia concentrada?

Las trabajadoras sexuales, a las que se les considera una población de alto riesgo, tienen una muy baja incidencia de VIH, pues ellas hace años aprendieron a protegerse mediante el uso del condón por el problema de las ITS (Infecciones de Transmisión Sexual) y porque se hicieron campañas de educación en la prevención proporcionándoles condones. Y nuestros adolescentes y jóvenes de ambos sexos que en su gran mayoría no tienen ninguna percepción de riesgo y se infectan porque a ellos: “No les va a pasar”, “las enfermedades son cosas de viejos”, “el sida es un problema de maricones y prostitutas”. ¿Pertenecen a una epidemia concentrada?

En encuestas hechas en colegios se encontró que los conocimientos de la temática eran casi nulos. ¿Cuándo el Ministerio de Educación se decidirá por fin a preparar a sus maestros con cursos y talleres sobre prevención del VIH y el sida?

Si uno va a algunos hospitales, verá claramente imágenes patéticas de jovencitos en estado terminal, que contrajeron el mal por puro desconocimiento. Hoy, si una persona se hace la prueba y resulta positiva, el Estado peruano (desde 2004) le hace las pruebas de carga viral y conteo de linfocitos, así como le proporciona gratuitamente tratamientos antirretrovirales mediante el proyecto Targa (Tratamiento de Antirretrovirales de Gran Actividad) por el resto de su vida. Esto está poco o mal difundido pues la población afectada no lo sabe. Otra razón que hace que las personas no se acerquen a los centros de salud es el temor al estigma y a la marginación, muchas veces fomentada desde algunos medios masivos de comunicación. Eso hace que las personas teman buscar ayuda.

El Perú es uno de los pocos países que proporcionan tratamientos antirretrovirales y atención gratuita. En Vía Libre hacemos las pruebas de VIH con consejería; se da apoyo psicológico, orientación nutricional, grupo de ayuda mutua, biodanza y toda clase de servicios; siempre con un trato confidencial con calidad y calidez.

Hemos cumplido 18 años dando servicios a quienes nos lo solicitan, y a través de proyectos nos acercamos a distintas poblaciones, no solo de la gran Lima, sino también a los departamentos y provincias con importantes incidencias del VIH y sida.

Debo aclarar, para no comprometer a Vía Libre, mi institución, que todo lo aquí escrito es producto de una apreciación personal y que catalogar el VIH y el sida en el Perú como una epidemia concentrada no se ajusta a lo que veo día a día, y que hace que no se trabaje debidamente en colegios, universidades e institutos en educación en la prevención.

Es nuestra gran preocupación que la población comprenda que el sida no discrimina ni por raza, posición económica, religión, ni por orientación sexual. No existen grupos de riesgo; lo que existe son conductas de riesgo.

Debemos reconocer que hoy en el país se está trabajando cada vez mejor y en forma más coordinada con el Ministerio de Salud. Ojalá esto nos libre del sida nuestro de cada día.
Fuente: Perú21