Por Ronald Gamarra Herrera
Al mirar lo ocurrido en el año, surge una constatación que no quisiera hacer. Y es que, a pesar de lo sufrido en tantos años de violencia, nuestro Estado y nuestra sociedad aún no aprenden a respetar la vida. Siguen sin cumplir la promesa constitucional sobre la persona humana como fin supremo de la sociedad y el Estado. Y seguimos dirimiendo nuestros conflictos políticos y sociales produciendo muertos. Esto es algo que deberíamos haber superado después de los terribles años del senderismo y el fujimontesinismo, pero no ha sido así. Debemos entonces invocar respeto a la vida de todos y, en consonancia con ello, comprometernos a dirimir toda diferencia y conflicto por la vía del diálogo, pero un diálogo sincero, veraz, sin trastienda.
Hace pocos días, los comuneros Vicente Robledo y Cástulo Correa murieron como resultado de una intervención policial desproporcionada en Huancabamba, al recibir disparos por la espalda. Como ellos, otros 30 ciudadanos han muerto en circunstancias de protesta social en lo que lleva el actual gobierno. Por esa razón, anoche se realizó una vigilia en el frontis del Palacio de Justicia, con el lema “Ni una muerte más”.
También hemos sido testigos de muertes en la Policía y las FFAA, que igualmente nos duelen, como los 24 policías que perdieron la vida en Bagua y los soldados, mayoritariamente adolescentes, que mueren o quedan mutilados por acción del terrorismo aliado al narcotráfico en la zona del VRAE. El movimiento de DDHH rechaza toda agresión a los miembros de la policía y las FFAA, y quien promueve agredirlos está en las antípodas de nuestro movimiento.
También debo recordar a los defensores de DDHH que sufren persecución, hostilidad y ataques contra su integridad física, su vida y su honor en la persona del doctor Salomón Lerner Febres, ex presidente de la CVR, blanco de una campaña de odio desatada por un fascismo rampante y lumpen, a la cual responde con serenidad socrática de verdadero filósofo.
Invoco finalmente el recuerdo de Ángel Escobar Jurado, ejemplar defensor de DDHH y heroico mártir de nuestro movimiento, quien fuera víctima de desaparición forzada en 1990, a manos de efectivos del Ejército, en Huancavelica. Al cumplirse 20 años de su desaparición, reafirmamos nuestra exigencia indeclinable de justicia en homenaje a su memoria.
11 diciembre de 2009
Publicado en La República 11/12/2009