Germán Vargas Farías (*)

 

Les quieren mudos o ausentes. Les irrita que denuncien, opinen, resistan. ¿Quién los eligió?, preguntan. ¿Qué objetivos tienen? Y dicen de ellas que son refugio de políticos fracasados, rojos reciclados, que lucran con el dolor ajeno y se prestan al siniestro juego de entidades poderosas que desde el exterior conspiran para mantenernos en la pobreza y bajo sus dominios.

 

Son, para ellos, las malditas ONGs. Pueden llamarse APRODEH, AIDESEP o IDL. Pueden presentarse como defensoras de derechos humanos, de los pueblos indígenas o ambientalistas. ¡Qué más da! Incomodan. Aparecen en los medios, tienen medios, vigilan, reclaman, conspiran. Caviares.

 

En nuestro país hay quienes han asumido frenéticamente la lucha contra estas instituciones. Estos nuevos cruzados impenitentes pugnan por lograr su propósito: desterrarlas, liquidarlas. Creen que así darán un paso hacia la construcción de un mundo mejor, para ellos, ese mundo ideal sin perros del hortelano.

 

Cuando se lee o escucha a estos cruzados, uno puede imaginarse a esa gente, la de las ONGs, como los heraldos negros que nos manda la muerte, o como esos lobos vestidos de corderos de los que nos advierte la Biblia. Tanta maldad organizada y tanto afán de mantenernos en la ignorancia y el atraso. Hablan de derechos, consulta previa e informada, y cuidado del medio ambiente, como si un Estado moderno pudiera aceptar objetivos tan vagos y generales.  A ver, a ver, llamen a la APCI, o al santo oficio, para  que intervenga y redefina esos objetivos.

 

Hablan de vigilancia, ¡vigílenlos! A ver si les gusta. Hablan de fiscalización,  fiscalícenlos! Para que aprendan. Hablan de defender los derechos humanos en un contexto difícil. Ahora van a saber lo que es un contexto  difícil. ¿Creen que porque Fujimori y Montesinos están presos, las cosas cambiaron? Si Mantilla es honorable, Giampietri vicepresidente, Cipriani cardenal, Donayre cómico ambulante, y Carlos Raffo jefe de todas las barras bravas, ¿qué más falta para que esas ONGs dejen de joder?

 

Pero el poema 15 lo escribió Neruda y no Mauricio Mulder. “Me gustas cuando callas porque estás como ausente”, es como empieza un poema de amor y no el acoso chapucero de una entidad que ciertos remanentes quieren pervertir.

 

Si, parafraseando a Blanca Varela, se tratase de matar las moscas sin malicia, empecemos por reconocer que este no es un asunto de transparencia. Ya es muy raro que cada vez que la APCI hace un sorteo para determinar a qué ONG investigar, Giampietri apueste al IDL y gane la apuesta. Yo sospecho. Los colegas  del IDL son buenos y aguerridos profesionales, pero no creo que tengan tanta suerte.

 

Fíjense en las manos que mueven la ruleta. Curioso. Tienen juicios pendientes, cuentas por rendir, poder momentáneo, terror permanente. ¡Ah, no! Aquí hay un favoritismo abierto y desembozado. ¡Bingo! Decía Gandhi que cuando la verdad es relevante debe ser pronunciada por más desagradable que resulte: esto es persecución.

 

(*) Director de Paz y Esperanza.