Protestamos y rechazamos frontalmente la cobarde agresión sufrida por nuestra corresponsal en España, Yolanda Vaccaro, a manos de dos fotógrafos ibéricos, mientras cubría el encuentro Madrid Fusión, donde se premiaba al chef peruano Gastón Acurio.

Según se informó, los fotógrafos agresores llegaron a decirle «vete a tu país, sudaca de mierda», mientras la zarandeaban para sacarla del estrado asignado a la prensa.

Tan venal comportamiento, además de conculcar fundamentales derechos inherentes a la libertad de información y expresión, evidencia repudiables prejuicios machistas, racistas y xenófobos que no tienen lugar ni aquí ni allá, muchos menos en el mundo globalizado de hoy.

Por ello, así como agradecemos las reacciones de indignación y solidaridad de nuestra embajada en Madrid y de entidades locales e internacionales de derechos humanos y de prensa, como el Instituto Prensa y Sociedad, llama la atención la pasividad de los organizadores del encuentro.

Vaccaro, de destacada trayectoria profesional y corresponsal de este Diario desde 1992, logró a pesar de todo entrevistar a Acurio. Terminada la premiación, la periodista les increpó por su actitud a los agresores, pero en vano. Y cuando Vaccaro le dijo a uno de ellos que le tomaría una foto, este levantó el brazo para golpearla, lo que fue evitado por la oportuna intervención de un reportero de «Periodista digital», Paul Monzón.

Hay que dejar en claro que la iniciativa de publicar la denuncia no fue de nuestra periodista sino precisamente de Monzón. Nuestro reclamo no responde, por tanto, a una actitud personalista o revanchista, sino a una cuestión de principios. Esta vez le sucedió a una periodista, pero son varios los casos de peruanos o su-damericanos insultados y maltratados física y psicológicamente, simplemente por su procedencia o su apariencia diferente.

No se trata de propugnar enfrentamientos diplomáticos sino, por el contrario, de tender puentes de acercamiento, conocimiento y tolerancia del otro, lo que pasa también por denunciar y castigar excesos como los que denunciamos ahora.

Exigimos la más exhaustiva investigación del caso y la sanción más severa a los agresores, que no pueden quedar impunes.

Entre tanto, destacamos la necesidad de que los gobiernos, los líderes de opinión y los medios de comunicación nacionales e internacionales ayuden a estrechar los lazos de amistad y conocimiento entre los países, algo absolutamente necesario para derribar esas barreras de prejuicios, estereotipos banales e intolerancia que pueden llevar a acciones violentas igualmente recusables.

Por el contrario, la interacción saludable promueve la estabilidad y la mejor convivencia dentro del orden legal y democrático. A propósito, la elección de Barack Obama en Estados Unidos es ejemplo de un profundo cambio sociológico e idiosincrático en una sociedad que promueve la integración, el respeto a la persona y rechaza la discriminación tan obsoleta como absurda y peligrosa.

Debemos ir más allá de la apariencia para conocer a la persona humana, única y digna de respeto.

Fuente: Editorial diario El Comercio